jueves, 16 de noviembre de 2023

Título:"El Crimen subcontrata".

 

Título: “El Crimen Subcontrata”.

 

   Con la vuelta a Villa Martínez del madrileño Carlos Pimentel, los vecinos se vieron amenazados. Carlos Pimentel era un desheredado de una noble familia cuyas luces habían convertido en un ladrón de guante blanco. Carlos era atractivo, tenía 35 años y maneras de galán, ese era el verdadero miedo entre los vecinos adinerados; que sus hijas cayeran en las redes de Carlos y no las volvieran a ver cómo las habían visto crecer. Para Carlos en los bajos fondos y en los barrios altos se cocía el mismo engodo para el pescado, ya fuera bacalao o sardina. Al final lo que él quería era una vida basada en el hedonismo y el sufrimiento no estaba en su vocabulario.

   Siberio Almenara, un acaudalado hacendado, tenía una cuenta pendiente con Carlos Pimentel, por este motivo decidió contratar a un asesino de profesión dudosa y que por una buena suma no dudaría en darle el pasaporte a Carlitos. No hubo ningún problema, cien mil euros fueron enviados en una bolsa a Ginés Trujillo. Éste tenía mucho trabajo así que decidió subcontratar a Adolfo Martinón, un conocido trepa de mundo bancario, y que, para pagar los lujos de las mujeres de la Europa del Este, no le quedó remedio que explotar lo que le enseñaron en la mili. Le ofrecieron la mitad y Adolfo, ante un viaje que tenía previsto a Rumania y la necesidad de capital, decidió aceptar y subcontratar los servicios de Roberto García, alias “El Cangrejo”. El Cangrejo trabajaba en el hospital y era un enfermero que suministraba a las personas de la tercera edad, previo pago, un sedante que los hiciera pasar a mejor vida. La cantidad rondaba los cinco mil euros y El Cangrejo ante la deuda que tenía con la visa oro, no dudó en aceptar y posteriormente subcontratar a Rodolfo Ordóñez, un surfero que estaba enganchado a los trankimacin que tenía un puesto de hamacas en la playa.

Roberto García robó los medicamentos del hospital y se cerró el negocio. Rodolfo cogió un periódico deportivo del lunes y se colocó en la puerta de Carlos. Cuando Carlos después de un fin de semana de borrachera y chicas de mala vida vio el periódico, lo cogió intrigado, leyó los titulares y se llevó una terrible impresión. Le hervía la sangre mientras leía dicha portada hasta que cayó desplomado de un infarto. Al venir la policía no encontró nada, simplemente fue un fallo del corazón. El detective Galdós fue curioso y leyó el titular del periódico: “El Tenerife sube a primera”, luego leyó en letra pequeña: “Le volverá a tocar al Madrid en la última jornada”. A continuación abrió la cartera de Carlos y pudo comprobar que era socio del Real Madrid. Galdós sonrió y le dijo a su ayudante: “Carmelo, los hay que no olvidan”.

 

Fin

Copyright 2023.

Autor: Francisco Morales Domínguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario